Desde su fundación en 2020 por Carl Pei, Nothing se ha presentado como una marca diferente, provocadora, y con una filosofía minimalista que rompe con las normas tradicionales del sector tecnológico. Hace una semanas os hablé de qué hay detrás de las transparencias de sus dispositivos. Hoy me hago otra pregunta que sigue generando curiosidad tanto entre fans como detractores: ¿por qué se llama “Nothing”? ¿Qué sentido tiene nombrar así a una compañía tecnológica? ¿Y cómo impacta ese nombre en sus productos, su estrategia y su futuro?
El origen del nombre “Nothing”
Según el propio Carl Pei, el nombre “Nothing” surge como una declaración de intenciones. En un mundo saturado de tecnología que compite por nuestra atención a cada segundo, su objetivo era crear productos que no interfirieran con la vida del usuario, sino que se integraran con naturalidad. “Queremos que la tecnología desaparezca, que se mantenga en un segundo plano, que sea como nada”, dijo en una de sus primeras entrevistas.

Este concepto está profundamente arraigado en el minimalismo, tanto visual como funcional. El nombre “Nothing” no es solo un ejercicio de marketing provocador; es una filosofía que pretende desmarcarse del enfoque sobrecargado y complejo de otras marcas. Al llamarse así, buscan representar la idea de ausencia de ruido, de distracción, de saturación visual o funcional.

¿Una respuesta a otras compañías como Apple o Samsung?
En cierto modo, sí. Mientras que marcas como Apple apuestan por ecosistemas cerrados y una estética cada vez más uniforme, o Samsung que lanza dispositivos con una lista interminable de funciones y variantes, Nothing plantea una idea contraria: menos es más.
Nothing es una marca que, en lugar de gritar “innovación” en su puesta en escena, decide brotar por los cuatro costados “identidad”. Se aleja del ruido del mercado y de la obsesión por la especificación para centrarse en el diseño, la experiencia y la coherencia visual y funcional. Y eso ya empieza por el nombre.
¿Cómo se refleja “Nothing” en sus productos?
Aunque no profundizaremos en sus especificaciones, vale la pena observar cómo el nombre se traduce en el diseño y filosofía de sus productos. Desde el transparente Nothing Ear (1) hasta el Nothing Phone (3a) con su interfaz Glyph, todos comparten un enfoque visual limpio, casi etéreo, que encaja con la idea de “nada”.

La transparencia en sus productos no es solo una cuestión estética. Es una metáfora visual de lo que la marca quiere comunicar: productos honestos, sin artificios, sin esconder lo que son. Una forma de mostrar que Nothing no pretende ser más de lo que es, ni tapar su esencia con capas innecesarias.
¿Es un nombre arriesgado o una genialidad?
Ambas cosas. Llamarse Nothing en un mundo donde las marcas luchan por diferenciarse y ser reconocibles puede parecer una contradicción. ¿Cómo construyes una identidad de marca fuerte llamándote literalmente “Nada”? ¿Cómo convences a alguien de comprar un “teléfono móvil de Nada” o unos “auriculares de Nada”?
Y más allá de eso, puede sonar ridículo. Hay quien lo ve como un chiste, algo irrelevante o sin peso. Un nombre así podría haber quedado como una broma pasajera, algo plano, sin alma. Pero el mérito está en cómo han conseguido darle sentido y solidez con el tiempo. El branding, el diseño de producto, la comunicación y sobre todo la coherencia han hecho que ese nombre tan arriesgado pase a ser sinónimo de una identidad única.

De hecho, el propio Carl Pei reveló en una entrevista que el nombre “Nothing” surgió durante una conversación con su hermana menor. Mientras discutía posibles nombres para la empresa, como “Stone” o “Next”, su hermana los consideró cutres o incluso vergonzosos. Fue entonces cuando Pei sugirió “Nothing”, y recibió la aprobación por parte de su hermana. Este momento fue clave para decidir el nombre de la marca.
Han transformado algo aparentemente débil en una declaración fuerte, como hizo Apple en su día. Nadie pensaba que una marca de ordenadores con nombre de fruta se convirtiera en la empresa más influyente del mundo. Con Nothing ha pasado algo similar a menor escala: lo que parecía irrelevante, ahora marca la diferencia. Esa es la clave de un buen branding: convertir una idea simple o incluso absurda en una imagen sólida, profesional y reconocible a largo plazo.
El nombre genera intriga, curiosidad y conversación. Es recordable precisamente por su contradicción. Y más aún en una industria donde la saturación es norma, Nothing destaca no solo por lo que es, sino por lo que no quiere ser.

¿Tiene precedentes este tipo de naming?
Sí, pero no de forma tan literal. Marcas como Google o Apple ya demostraron que no necesitas llamarte “TechCorp” para triunfar en tecnología. El minimalismo y la ruptura con lo tradicional no son nuevos.
Sin embargo, Nothing lleva esa filosofía al extremo, adoptando una palabra que representa vacío, ausencia. Eso es inusual y arriesgado. Algunas personas incluso lo interpretan como una burla o como falta de ambición. Pero Carl Pei ha sido claro: su objetivo no es llenar el mercado con más tecnología, sino reinventar la relación del usuario con ella.
¿Cómo puede afectar ese nombre a largo plazo?
Aquí es donde el nombre puede jugar tanto a favor como en contra. Por un lado, el branding minimalista tiene recorrido si sigue siendo coherente y no se traiciona. Pero también hay un límite. A medida que la empresa crece, añade productos, expande categorías… ¿cómo se mantiene la coherencia de “Nothing” cuando tienes un ecosistema completo?
Ya estamos viendo señales de expansión con los CMF by Nothing, que son productos más económicos pero bajo otra submarca. Esto sugiere que incluso la propia Nothing entiende que el concepto tiene sus límites y que no todo puede estar bajo ese paraguas.

A largo plazo, si no cuidan esa filosofía, el nombre podría volverse un ancla en lugar de una ventaja. La marca deberá seguir comunicando bien su porqué, para que no se quede en una simple curiosidad de naming.
Un nombre que es todo menos nada
Nothing no se llama así por casualidad. El nombre resume su apuesta por el minimalismo, la transparencia, y la disrupción en un sector estancado. Puede parecer contradictorio, incluso absurdo, pero es uno de sus mayores aciertos de marca. Provoca conversación, genera imagen de marca, y le da un enfoque claramente diferenciado respecto al resto del mercado.
Eso sí, su éxito futuro dependerá de que esa filosofía no se diluya. Porque si “Nothing” empieza a parecerse a todo lo demás, entonces su nombre ya no tendrá sentido.
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